Vivimos en una sociedad dinámica, compleja, tecnificada, y que aparentemente ofrece nuevas y mayores oportunidades de desarrollo personal, de bienestar social y calidad de vida. Una sociedad en la que “una imagen vale más que mil palabras” y las herramientas de orientación y comunicación se desarrollan en torno a la visión.
Para las personas con discapacidad visual, tanto los avances como la incuestionable “supremacía visual” pueden convertirse en nuevas barreras y factores de exclusión para su plena participación e integración en la comunidad. Pero como ciudadanos y consumidores de bienes y servicios, tienen derecho a acceder de forma autónoma a todos los lugares y a la información que se proporciona.
Conseguir que cualquier persona pueda usar y disfrutar los entornos con seguridad, comodidad y autonomía es un reto para nuestra sociedad. Entre las acciones que realiza la ONCE, es prioritaria la de contribuir a que los entornos, bienes y servicios sean totalmente accesibles para las personas con discapacidad visual
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